Diciembre de 2001 es un nuevo comienzo. Argentina es un hervidero, un pensamiento en ciernes, focos dispersos de actividad configurante. Somos muchos los que estamos trabajando. El movimiento colectivo se realiza en malentendidos, cruces, choques, encuentros. Ningún centro configura todo; todos los centros configuran algo. El pensamiento de cada centro está influido (la palabra es justa) por los oleajes de los otros. No se sabe de dónde vienen, no hay corpus ni plano de la situación. Circulan, fluyen, vienen: nos encontramos con ellos. Cada uno diseña su universo; no es afán despectivo: es la forma que adopta el movimiento colectivo de pensamiento sin centro. Estamos siempre recomenzando. No nos une una corriente de opinión o de teoría sino un apremio en el movimiento de pensamiento actual, una corriente de problemas que podemos llamar, para simplificar, siglo XXI.
Las ideas estan en movimiento; se dispersan, se pliegan, se cohesionan, se configuran, se vuelven a dispersar. Las ideas encuentran diversos modos de trabajar. Entre nosotros, encuentran un modo de cohesión que es un modo de producción
...nosotros no es un lugar al que se pertenece; es un espacio al que se ingresa para construirlo. En ese espacio no se sabe si nosotros somo los occidentales, los contemporáneos, los que hemos sido griegos demasiados siglos, los que venimos del marxismo, los que transitamos la larga agonía de la argentina peronista, los rioplatenses, los historiadores, los judíos, los que acabamos de romper el jarrón. Quizás nosotros no sea un conjunto de personas sino una configuración subjetiva de pensamientos en una circunstancia. Imagino que nosotros es la forma de conjugar las acciones de ese fondo de ideas.
Ignacio Lewkowicz, Prólogo a "Pensar sin estado"