Una puerta de entrada a la filosofía de Deleuze consiste en entenderla como una filosofía vitalista. Pero no basta pensar que un vitalista es alguien que ama la vida. Amar la vida porque estamos acostumbrados a amar no nos remite a una vida repetitiva. Lo que se repite es el impulso por el que nos unimos a las ideas, a las cosas y a las personas; no podemos vivir sin amar, sin desear, sin dejarnos arrastrar por el movimiento mismo de la vida. Amar la vida es aquí amar el cambio, la corriente, el perpetuo movimiento. El vitalista no ha domesticado la vida con sus hábitos, porque sabe que la vida es algo mucho más fuerte que uno mismo. La vida es aquello en lo que nos encontramos metidos, lo que nos empuja. Es más fuerte que cualquiera, porque nace más acá de nosotros y nos lleva más allá de nosotros. Un flujo, una corriente, un viento. La vida, así vivida, es una vida gozosa, es una vida que se mueve por deseos y por alegría. La imagen de la vida como un viento, como un huracán, sirve para entenderla. Importante es lo que pasa, lo que atraviesa, lo que cambia. La lógica de la vida no es una lógica del ser sino del devenir. Lo importante es lo que está pasando. Ver siempre, siempre las cosas por el medio, por donde transitan, porque lo que transita es la vida, algo más fuerte que cualquiera de nosotros, más fuerte que los sujetos que somos.
Lo importante no es si soy una mujer sino si “mujereo” porque el movimiento de “mujerear” es uno de los movimientos vitales que puede avanzar a través de mí.
Hay que pensar el devenir no en términos de “hacer como” sino de “dejar hacer”. No imitar, sino dejarse contagiar. En la imitación no hay cambio ni movimiento, hay niños y hay adultos. En el contagio hay fusión y la posibilidad de que surja algo nuevo. El devenir “adultear” cambiará al pasar por ese niño, al combinarse en él con otros movimientos. Si yo “mujereo”, ese devenir me cambia a mí y cambia a las mujeres. Devenir, dice Deleuze, es como una boda entre dos reinos. (El deseo según Deleuze).
Alicia Inés Peacock (Egresada 2007 de Psicodrama del E.I.P.)
Fragmento de su monografía final "Levando Anclas"