En el año 2009 con motivo de la Gripe A, escribíamos este artículo que hoy queremos compartir con ustedes. Creemos que da cuenta de nuestra forma de hacer psicodrama y como el psicodrama transforma lo siniestro en capacidad de creación.
Psicodrama entre luces y sombras. Huyendo de la peste.
Por Fernando Castelli y Silvia
Schverdfinger
“… huir de la peste, organizar encuentros,
aumentar la capacidad de actuación,afectarse de alegría, multiplicar los
afectos que expresan o desarrollan un máximo de afirmación.” Gilles Deleuze –
UNO
Sábado 4 de Julio. Jornada de curso de
Psicodrama y Coordinación Grupal.
Compromiso de sostener el encuentro.
Resistir el aislamiento, exorcizar los miedos y los virus. Seguir
experimentando juntos, aprendiendo. Nuestro diagrama de trabajo: dispositivo de
juegos dramáticos y dramatizaciones con técnica de las sombras.
Nos fuimos encontrando entre saludos
variados y alcohol en gel. Fuimos jugando con lo que nos atemorizaba, con lo
que nos irritaba, con los que nos daba bronca, con lo que nos paralizaba.
Convertimos las “recomendaciones” de los medios masivos de comunicación en
consignas de trabajo: Nos ponemos a un metro de distancia, nos damos un
no-abrazo, nos damos un no-beso, nos convertimos en una gran boca que besa, que
muerde, que absorbe, que escupe, toce, estornuda.
En medio de este “cuidado” aparecieron
nuestros juegos de la infancia. Esos niños aparecieron para ayudarnos a
conjurar la pandemia, a darnos los elementos, recursos y ánimo para que el
juego no se interrumpa. Para poder jugar con nuestros impactos actuales.
DOS
Impacto.
Efecto intenso. Señal de haber dado en el blanco. Impacto. Haber sido tomado,
transformado. Quiebre de lo conocido. El encuadre se escapa, huye hacia las
sombras. Despliega ese otro cuerpo que es cuerpos, formas ¿no humanas?. Lo
humano tiene formas, desformas, informas, exformas, proformas. La sombra
también es lo humano. Una sombra humana sobre una tela blanca es otro cuerpo
humano, demasiado humano.
Como
la sombra, la tela blanca se mueve. No es lisa. La respiración, humana,
levemente la agita. La tela blanca es atravesada. Tiene esa facultad. Su
superficie no es llana ni firme como una pared. Su geografía es desprolija e
inesperada.
Sobre
esa tela blanca la sombra se entrega sin resistir sus pliegues y vaivenes.
Los
dueños de las sombras, los que estan detrás de la tela solo hablan y juegan sin
ser mirados, sin dejar ver la realidad de sus geometrías. Los pliegues de la
tela cobran sentido cuando se le posa la sombra.
La
sombra es el encuentro entre la ausencia de luz humana y la superficie sinuosa de
la tela. La sombra vive ahí.
Las
sombras tienen un lenguaje al que no estamos habituados. Nuestras sombras se
pueden abrazar cuando ni siquiera nos miramos. Alguien mirando hacia el sur
señala con su dedo boca brazo pelvis el sur indicando el vacío. Alguien mirando
hacia el norte señala con su dedo boca brazo pelvis el norte indicando el
vacío. La sombra son dos dedos bocas brazos pelvis que se juntan, se besan, se
chocan, se acoplan, se violentan. Se podrá decir que la sombra no tiene
profundidad, que es pura superficie y esto seria correcto. Pero también que
hace síntesis de profundidad o que es un encuentro de profundidades. En su
oscuridad la sombra visibiliza los encuentros. ¿Cuántas otras cosas multiplica
un cuerpo-sombra que un cuerpo-luz no puede?
Sin embargo hay coincidencias. Ambos multiplican sobre una superficie de
otros cuerpos. Nunca multiplican solos. Ambos muestran algo que ellos mismos no
ven. Ambos pueden encontrarse y no verse.
El
pasaje de un cuerpo a otro requiere de un espacio de entrenamiento.
Aparece
la siguiente consigna: hagamos la escena como siempre a la luz y luego
repitámosla por detrás de la tela. Se produce una autentica multiplicación en
el más fino de los sentidos, dejando que el fluir de los pliegues de la tela
produzcan nuevas formas.
Hasta
el momento nos resultaba impensable lo que iba a ocurrir. Una alumna propone
una multiplicación en la que intervienen los dos planos. Inaugura una nueva
dimensión del escenario. Realiza un encuentro de profundidades. Hace síntesis
dramática. Lleva una imagen que son infinitas imágenes. Las sombras conviven
con los cuerpos. Dialogan, se afectan.
Por
su trabajo M tiene que atender los teléfonos de una entidad estatal vinculada
al área de salud. Los llamados se multiplican como la pandemia. M dice cosas
que “debe decir” pero que no son las que diría. Siente que su discurso no se
adecua al reclamo de quien llama. En la multiplicación M pasa tras la tela para
dejar actuar a su sombra. Invita a una compañera para que actúe del lado visible
de los cuerpos, haciendo el personaje de la persona que llama preocupada. Los
pliegues de la tela hacen de la sombra de M una forma extraña y circular. Como
una mancha. La otra persona habla con la sombra que repite palabras. En esta
multiplicación sentimos el impacto. Nuestros cuerpos hasta el momento
fascinados por la sombras acababan de quedar inmersos y perdidos en un caudal
de luz sin principio ni fin. Una multiplicación que denuncia estética y
dramáticamente lo siniestro. De un solo golpe, justo en el blanco, sin explicar
nada, intempestivo. La multiplicación deviene patética. Lo patético es un
develamiento pero también es una creación. Lo siniestro deviene texto dramático
en la tela blanca y en el escenario, es decir como imágenes de palabras,
impactando derecho en el medio del esternón.
Multiplicación
de imágenes sin procesar, ahí, en crudo con sus sombras y sus luces. Sintiendo
sus respiraciones contenidas y sus alivios exhalados. Impacto porque no es la
comprensión de algo sino que es una invitación irresistible con fuerza de
impulso vital a explorar esa forma de lo siniestro que se hizo visible, que se
hizo juego. Juego de crueldades, juegos de hastíos, juego de risas, juego de
vida y muerte.
Nos
estamos curando. Nos estamos cuidando.
Resistencia
con amabilidad, en el sentido de la potencialidad de amar.
Entre
devenires gripales , devenires grupales: preventivos y curativos jugamos lo
“injugable”
Acontece
sólo con otros, entre otros.