jueves, 11 de febrero de 2016

Psicodrama entre Luces y Sombras. Huyendo de la Peste

En el año 2009 con motivo de la Gripe A, escribíamos este artículo que hoy queremos compartir con ustedes. Creemos que da cuenta de nuestra forma de hacer psicodrama y como el psicodrama transforma lo siniestro en capacidad de creación. 




Psicodrama entre luces y sombras. Huyendo de la peste.

Por  Fernando Castelli y Silvia Schverdfinger 

“… huir de la peste, organizar encuentros, aumentar la capacidad de actuación,afectarse de alegría, multiplicar los afectos que expresan o desarrollan un máximo de afirmación.”  Gilles Deleuze –


                           
UNO

Sábado 4 de Julio. Jornada de curso de Psicodrama y Coordinación Grupal.
Compromiso de sostener el encuentro. Resistir el aislamiento, exorcizar los miedos y los virus. Seguir experimentando juntos, aprendiendo. Nuestro diagrama de trabajo: dispositivo de juegos dramáticos y dramatizaciones con técnica de las sombras.
Nos fuimos encontrando entre saludos variados y alcohol en gel. Fuimos jugando con lo que nos atemorizaba, con lo que nos irritaba, con los que nos daba bronca, con lo que nos paralizaba. Convertimos las “recomendaciones” de los medios masivos de comunicación en consignas de trabajo: Nos ponemos a un metro de distancia, nos damos un no-abrazo, nos damos un no-beso, nos convertimos en una gran boca que besa, que muerde, que absorbe, que escupe, toce, estornuda.
En medio de este “cuidado” aparecieron nuestros juegos de la infancia. Esos niños aparecieron para ayudarnos a conjurar la pandemia, a darnos los elementos, recursos y ánimo para que el juego no se interrumpa. Para poder jugar con nuestros impactos actuales.

DOS

Impacto. Efecto intenso. Señal de haber dado en el blanco. Impacto. Haber sido tomado, transformado. Quiebre de lo conocido. El encuadre se escapa, huye hacia las sombras. Despliega ese otro cuerpo que es cuerpos, formas ¿no humanas?. Lo humano tiene formas, desformas, informas, exformas, proformas. La sombra también es lo humano. Una sombra humana sobre una tela blanca es otro cuerpo humano, demasiado humano.
Como la sombra, la tela blanca se mueve. No es lisa. La respiración, humana, levemente la agita. La tela blanca es atravesada. Tiene esa facultad. Su superficie no es llana ni firme como una pared. Su geografía es desprolija e inesperada.
Sobre esa tela blanca la sombra se entrega sin resistir sus pliegues y vaivenes.
Los dueños de las sombras, los que estan detrás de la tela solo hablan y juegan sin ser mirados, sin dejar ver la realidad de sus geometrías. Los pliegues de la tela cobran sentido cuando se le posa la sombra.
La sombra es el encuentro entre la ausencia de luz humana y la superficie sinuosa de la tela. La sombra vive ahí.
Las sombras tienen un lenguaje al que no estamos habituados. Nuestras sombras se pueden abrazar cuando ni siquiera nos miramos. Alguien mirando hacia el sur señala con su dedo boca brazo pelvis el sur indicando el vacío. Alguien mirando hacia el norte señala con su dedo boca brazo pelvis el norte indicando el vacío. La sombra son dos dedos bocas brazos pelvis que se juntan, se besan, se chocan, se acoplan, se violentan. Se podrá decir que la sombra no tiene profundidad, que es pura superficie y esto seria correcto. Pero también que hace síntesis de profundidad o que es un encuentro de profundidades. En su oscuridad la sombra visibiliza los encuentros. ¿Cuántas otras cosas multiplica un cuerpo-sombra que un cuerpo-luz no puede?  Sin embargo hay coincidencias. Ambos multiplican sobre una superficie de otros cuerpos. Nunca multiplican solos. Ambos muestran algo que ellos mismos no ven. Ambos pueden encontrarse y no verse.
El pasaje de un cuerpo a otro requiere de un espacio de entrenamiento.


Aparece la siguiente consigna: hagamos la escena como siempre a la luz y luego repitámosla por detrás de la tela. Se produce una autentica multiplicación en el más fino de los sentidos, dejando que el fluir de los pliegues de la tela produzcan nuevas formas.
 

Hasta el momento nos resultaba impensable lo que iba a ocurrir. Una alumna propone una multiplicación en la que intervienen los dos planos. Inaugura una nueva dimensión del escenario. Realiza un encuentro de profundidades. Hace síntesis dramática. Lleva una imagen que son infinitas imágenes. Las sombras conviven con los cuerpos. Dialogan, se afectan.
Por su trabajo M tiene que atender los teléfonos de una entidad estatal vinculada al área de salud. Los llamados se multiplican como la pandemia. M dice cosas que “debe decir” pero que no son las que diría. Siente que su discurso no se adecua al reclamo de quien llama. En la multiplicación M pasa tras la tela para dejar actuar a su sombra. Invita a una compañera para que actúe del lado visible de los cuerpos, haciendo el personaje de la persona que llama preocupada. Los pliegues de la tela hacen de la sombra de M una forma extraña y circular. Como una mancha. La otra persona habla con la sombra que repite palabras. En esta multiplicación sentimos el impacto. Nuestros cuerpos hasta el momento fascinados por la sombras acababan de quedar inmersos y perdidos en un caudal de luz sin principio ni fin. Una multiplicación que denuncia estética y dramáticamente lo siniestro. De un solo golpe, justo en el blanco, sin explicar nada, intempestivo. La multiplicación deviene patética. Lo patético es un develamiento pero también es una creación. Lo siniestro deviene texto dramático en la tela blanca y en el escenario, es decir como imágenes de palabras, impactando derecho en el medio del esternón.
Multiplicación de imágenes sin procesar, ahí, en crudo con sus sombras y sus luces. Sintiendo sus respiraciones contenidas y sus alivios exhalados. Impacto porque no es la comprensión de algo sino que es una invitación irresistible con fuerza de impulso vital a explorar esa forma de lo siniestro que se hizo visible, que se hizo juego. Juego de crueldades, juegos de hastíos, juego de risas, juego de vida y muerte.

Nos estamos curando. Nos estamos cuidando.

Resistencia con amabilidad, en el sentido de la potencialidad de amar.

Entre devenires gripales , devenires grupales: preventivos y curativos jugamos lo “injugable”


Acontece sólo con otros, entre otros.